Capitulo 35.

Corté la llamada antes de atender. No quería hablar con él. Salí en busca de Alex por toda la casa. No sé por qué no busqué en su habitación primero. Hubiera sido una gran ahorrada de tiempo.

Toqué la puerta de su habitación, y me dijo que me fuera, que no quería hablar con nadie. Volví a tocar, pero esta vez entré. Él estaba sentado en su cama, mirando hacia la ventana, de espaldas a mi. Me senté a su lado. Alex me miró de reojo, y continuó mirando hacia la ventana.

No sé cómo hice en ese momento, pero tomé su rostro entre mis manos y le di un suave beso en los labios.

El se sorprendió al principio, pero luego me correspondió el beso. Esta era la primera vez que yo lo besaba, pero necesitaba estar bien con él en el tiempo que nos queda. Lágrimas fluyeron por mis mejillas al recordar eso. Alex probablemente las notó, pero no dejó de besarme. Al contario, me acercó mas contra su cuerpo.

Después de aproximadamente media hora de besarnos sin parar, él se separó lentamente de mi. Me miró a los ojos durante un momento y luego me susurró: -te amo.

Yo sonreí y recosté mi cabeza en su hombro, mientras que posaba mi mano en su otro hombro. él me tomó por la cintura y me presionó contra su cuerpo.

Tiempo después de mantenernos en silencio, en la misma posición, levanté mi cabeza de su hombro. Lo miré un instante a los ojos, y él también me miró. Movió su mano de mi cintura a mi pelo, donde enterró sus dedos. Acercó mi rostro al suyo y me dio un suave pero apasionado beso en los labios. Nuestra posición no ayudaba a nuestros deseos.

Pero claro, siempre algo tiene que interrumpirnos. Ésta vez fue su celular. Él le hizo caso omiso y siguió besándome, pero fue como que el momento se arruinó. Así que, lentamente me separé de su boca -por mas que no quería- y le señalé con la cabeza su celular. Alex suspiró y miró su celular. Era un mensaje.

De reojo y disimuladamente pude ver que era de Brian. No quería ver lo que decían, pero la curiosidad me mataba. Él cerró el celular rápidamente, y volvió a tomarme por mi cintura. Yo recosté otra vez la cabeza en su hombro.

-Cuando lo vea lo mataré.

-Por?-pregunté divertida.

-Por interrumpir lo que estábamos haciendo.

-Si, creo que te ayudaré.

-Quien sabe si estarás acá para cuando lo vea...-dijo melancólicamente.

-No pensemos en eso, por favor. Ya se me hace demasiado duro.

-Esta bien, no hablemos de eso.